martes, 6 de noviembre de 2012

Inteligencia Emocional - La excelencia como camino al éxito, Por Julio Picchi


EL PODER DE LA EXCELENCIA
El hombre de hoy no debe conformarse con ser alguien más en esta sociedad, debe buscar cada día mejorar y perfeccionar su excelencia. Conociendo las herramientas necesarias, logrará vencer los temores que albergue, para el logro de sus objetivos.

CÓMO SE MODELA LA EXCELENCIA HUMANA.

El éxito es la continuidad del esfuerzo de quien aspira a más. El camino hacia éste está siempre en construcción, es un proceso permanente y no una meta que se deba alcanzar, y en nosotros mismos está el poder para transformar nuestras vidas en la realización de nuestros mayores sueños.
El poder no es la herramienta para adueñarse de las personas. El poder definitivo consiste en ser capaz de crear los resultados que uno más desea, generando al mismo tiempo valores que interesen a otros.




 Así mismo es la capacidad para cambiar la propia vida, y conseguir que las cosas funcionen a favor y no en contra de nosotros mismos.
El poder verdadero se comparte, más no se impone. Hoy en día una de las fuentes más importantes de poder es la que deriva del saber especializado. Hay una característica para definir el mundo moderno, es la del flujo masivo y casi inimaginable de la información y por consiguiente, del cambio. En esta sociedad los que poseen la información y los medios para comunicarla logran lo que solían tener los reyes: poder ilimitado.
Vemos emerger una nueva estructura de clases donde la división se establece entre quienes tienen la información y quienes se ven obligados a actuar dentro de la ignorancia. La nueva clase dominante extrae su poder, no del dinero,  ni de la propiedad de la tierra, sino de los conocimientos. En la era de la información, no basta sólo con estar informado; es la acción lo que da consistencia a todo éxito sobresaliente, por lo tanto lo excitante es que esa clase de poder está a disposición de todos nosotros.
Lo que hacemos en la vida está determinado por la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos. La comunicación es poder y el dominio que usted tenga de la comunicación hacia el mundo externo, determinará el grado de éxito con los demás, (tanto en lo personal, económico, emocional y social ).
El grado de éxito percibido interiormente por cada individuo (felicidad, alegría, amor, o cualquier otra cosa que desee) es el resultado directo de cómo nos comunicamos con nosotros mismos. La calidad de vida no está determinada por lo que nos ocurre, sino por lo que hacemos ante lo que nos ocurre. Nadie decide por usted, sólo usted decide cómo quiere sentir y actuar, nada en la vida tiene sentido, excepto el que nosotros mismos le damos.
Los estados emocionales como la depresión no son cosa que ocurren por que sí. Uno no cae en la depresión, sino que crea la depresión, lo mismo que crea cualquier otro resultado de la vida mediante nuestras acciones. Lo mismo sucede con la compasión, el amor o cualquier otra emoción que desee abolir o para sí. Usted puede dirigir su propio cerebro como si fuera una pantalla; dirigiendo su actividad mental, que es el fundamento de toda acción física con habilidad y eficiencia. Aumente la iluminación y el volumen de los mensajes positivos de su cerebro, y quítele luz y sonido a los negativos.

EL CAMINO HACIA EL ÉXITO:
Podemos distinguir cuatro factores principales para alcanzar el camino hacia el éxito, o 4 fórmulas para el triunfo:
1.- Saber con precisión lo que uno quiere conseguir.
2.- Pasar inmediatamente a la acción.
3.- Desarrollar la agudeza sensorial necesaria para distinguir qué clase de reacciones y resultados obtenemos de nuestras acciones. (Observar si vamos en el camino correcto o nos estamos desviando por defecto o exceso).
4.- Desarrollar la flexibilidad imprescindible para modificar el rumbo de nuestra conducta hasta conseguir lo que se quiere.
El hombre puede hacer lo que jamás hubiera creído posible y debe pensar que los temores y limitaciones más graves, son aquellas que nos imponemos a nosotros mismos. Podemos hacer prácticamente cualquier cosa, siempre y cuando logremos encontrar dentro nuestro, los recursos para creer que podemos, y poner efectivamente manos a la obra utilizando nuestra mente y nuestro cuerpo de la forma más provechosa y poderosa.
El modo en que nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás, determina en último término la calidad de nuestras vidas. Las personas con éxito son aquellas que han aprendido a aceptar cualquier desafío que se les presente en la vida. Las personas que fracasan, se resignan ante las adversidades de la vida y las asumen como limitaciones.
El dominio de la comunicación es lo que hace a los grandes líderes, a los grandes artistas, a los grandes políticos y a los grandes maestros.

LO ESENCIAL DE DIFERENCIARSE
Lo que distingue el fracaso del éxito no son las cosas que nos pasan; la diferencia estriba en cómo percibimos lo que pasa y qué hacemos en consecuencia. Como resultado de tal comunicación consigo mismo, se forma el conjunto de creencias y valores que seguirán orientando nuestra vida desde otra perspectiva a pesar de las tragedias sufridas. La capacidad para hacer cualquier cosa en la vida, está basada en nuestra actitud para dirigir nuestro propio sistema nervioso, y los que consiguen cosas sobresalientes, lo hacen mediante determinadas comunicaciones con el sistema nervioso y a través de él.
Esto es la ciencia que se conoce como Programa Neuro-Lingüístico (PNL). Es el estudio de cómo el lenguaje, tanto verbal como el no verbal afecta a nuestro sistema nervioso. A través de este programa los individuos se comunican consigo mismo de tal manera que originan estados de óptima disponibilidad de sus recursos y por tanto crean el mayor número posible de opciones de comportamiento.
Dentro del Programa Neuro-Lingüístico existen patrones potentes y eficaces para producir esos cambios. Uno de los postulados del PNL es que todos los sistemas neurológicos se parecen de tal manera que si alguien en el mundo puede hacer una cosa, usted también puede, siempre y cuando gobierne su sistema nervioso exactamente del mismo modo. Este proceso es lo que se llama “modelado” y consiste en descubrir específicamente lo que hacen las personas para obtener un cierto resultado; obviamente algunas tareas son más complicadas que otras y puede  requerir algún tiempo el superarlas y duplicarlas; sólo se requiere el deseo, fe y perseverancia.
Para modelar la excelencia es preciso convertirse en un investigador, en alguien que plantea preguntas interminables y que persigue todas las claves de aquello que produce la excelencia. Existen tres ingredientes básicos (puertas de acceso) o tres formas de acción mental y física que guardan una relación directísima con la calidad de los resultados que obtenemos y son:
1. Sistema de creencias de una persona: Lo que una persona cree, lo que juzga factible o no, en gran medida determina lo que es capaz de hacer o no. Cuando consideramos que no podemos hacer algo, estamos enviando al sistema nervioso mensajes coherentes que limitan o suprimen su capacidad para hacer precisamente ese algo. Si logramos modelar el sistema de creencias de una persona, habremos dado el primer paso para actuar como el modelo y producir un resultado similar. Decía Walt Disney: “Si lo puedes soñar, puedes lograrlo”.
2. Sintaxis mental de una persona: Es el modo en que un individuo organiza sus pensamientos. Muchas veces las personas no se comunican bien entre sí porque utilizan distintos códigos, distintas sintaxis mentales. La sintaxis es como un código; descifre usted los códigos y habrá pasado la segunda puerta hacia el modelado de las mejores cualidades de la gente.
3. La fisiología: Entre la mente y el cuerpo existe una vinculación total. El modo en que se utiliza la fisiología (el modo de respirar, las posturas y actitudes corporales, las expresiones faciales, la naturaleza y la calidad de los movimientos), determina efectivamente el estado en que se encuentra. Este a su vez determina la variedad y la calidad de los comportamientos a su alcance. Estamos en una cultura lo bastante homogénea como para que lo que funciona en un lugar, funcione también a menudo en otro.
La diferencia entre quienes triunfan y quienes fracasan no estriba en lo que tienen, sino en lo que han elegido ser y emprender a partir de sus experiencias en la vida. La PNL es una herramienta poderosa, pero sólo es eso, una herramienta que se puede utilizar para desarrollar sus propios planteamientos, sus propias estrategias y sus propias intuiciones. No existe la estrategia que sirva para cualquier situación. El modelado no es nada nuevo. Todo gran inventor modela los descubrimientos de quienes le precedieron en el hallazgo de cosas nuevas.
La dificultad estriba en que la mayoría de nosotros modelamos a un nivel totalmente aleatorio y desenfocado.
Recogemos al azar, rasgos y detalles de tal y cual persona y pasamos totalmente por alto algo de otra que hubiera sido más importante para nosotros. Alrededor de todos nosotros abundan recursos y estrategias fenomenales; comencemos a pensar como un modelador, permaneciendo siempre atentos a los patrones y a los tipos de acciones que producen resultados sobresalientes.

EL PODER DE NUESTRO ESTADO MENTAL
¿Porqué se producen resultados fabulosos unas veces y desastrosos otros? La diferencia radica en el estado neurofisiológico en que uno se halla. Hay estados que potencian (la confianza, el amor, la seguridad, la alegría, el éxtasis, la fe) y que liberan fuentes inagotables de poder personal y hay estados que paralizan (la confusión, depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración), y los que nos dejan impotentes.
Todos tenemos estados buenos y malos, comprender nuestro estado es la clave para comprender el cambio y para alcanzar la excelencia. Nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos. Siempre procuramos hacerlo mejor con los recursos que disponemos, pero a veces somos nosotros mismos los que nos hallamos carentes de recursos; la clave está en hacernos dueños de nuestro estado y por ende de nuestro comportamiento. 
Un estado puede definirse como la suma de los millones de procesos neurológicos que se producen en nuestro interior, en otras palabras, la suma total de nuestra experiencia en cualquier momento dado. La diferencia entre los que fracasan en sus objetivos vitales y los que triunfan, es la que hay entre los que no saben ponerse en un estado afirmativo y los que habitualmente consiguen un estado que contribuye a sus logros.
De manera que la llave del amor, la alegría y de ese poder que el hombre siempre ha buscado (la posibilidad de ser el dueño de su propia vida), estriba en saber cómo dirigir sus estados y cómo usarlos. Dirigiendo eficazmente su cerebro, dirigirá usted su estado y producirá los resultados que desea. Cambiar los estados implica modificar las representaciones internas y también modificar la fisiología. El hallarnos en condiciones fisiológicas negativas (tensión muscular, dolores, bajo nivel de azúcar en la sangre) tenderá a representar las cosas que le suceden acentuando sus impresiones negativas.
Las condiciones fisiológicas cambian verdaderamente el modo en que uno se representa el mundo, y por tanto cómo lo experimenta. Para controlar y dirigir nuestra conducta, debemos controlar y dirigir nuestros estados y para conseguir eso, hemos de controlar y dirigir conscientemente nuestras representaciones internas y nuestra fisiología.
Para poder dirigir nuestras experiencias de la vida, hemos de comprender cómo se forman esas experiencias. Los humanos reciben y se representan la información del medio ambiente gracias a unos receptores especializados: Los órganos de los sentidos, que nos comunican impresiones ópticas (vista), acústicas (oído), olfativas (olfato), gustativas (gusto) y táctiles (sistema cenestésico).
La mayor parte de las decisiones que afectan a nuestro comportamiento, procede primariamente de sólo tres de esos sentidos: el visual, el auditivo y el cenestésico. Estos receptores especializados trasmiten los estímulos externos al cerebro, éste, a través del proceso de generalización, distorsión y supresión, filtra esas señales y las transforma en una representación interna.
De este modo la representación interna, la experiencia que tiene uno de un acontecimiento, no es exactamente el suceso en sí, sino una reelaboración interior y personalizada. El cerebro filtra la información y selecciona sólo lo que necesita, o lo que espera necesitar para uso futuro, dejando que la mente conciente del individuo ignore todo lo demás. El proceso de filtrado explica la inmensa variedad de la percepción humana.
Dos personas pueden presenciar un evento y relatarlo de manera distinta. ¿Porqué ? Porque una prestó más atención a lo que vio (visual) y otro prestó más atención a lo que oyó (auditivo). Eso significa que las representaciones internas no son la reproducción exacta de un acontecimiento sino una interpretación filtrada a través de creencias individuales, actitudes, valores y una cosa que se llama " Metaprogramas ", de la cual ya hablaremos.
Toda experiencia ofrece varios aspectos que enfocar; por terrible que sea una situación, siempre cabe la posibilidad de representársela de manera que potencie los propios recursos. Los triunfadores son quienes habitualmente acceden a sus estados más fecundos y descollantes; el valor de todas nuestras experiencias está en la representación que nosotros nos formamos. Podemos representarnos las cosas de tal manera que caigamos en un estado positivo y también podemos hacer todo lo contrario. Al aprender a ponernos en estado de pleno dominio de nuestros recursos, aprenderemos a producir acciones y resultados que antes hubiésemos creído fuera de nuestro alcance.
Resulta pues, que la clave para obtener los resultados que uno desea, consiste en representarnos las cosas de manera que uno se sitúe en un estado de plenitud tal que, plenamente dueño de nuestros recursos, podamos asumir acciones de la especie y calidad que se necesita para alcanzar aquellos resultados. De no hacerlo así, por lo general uno ni siquiera llega a iniciar el intento. Los resultados estarán en proporción con el esfuerzo. Como es obvio, por bueno que sea nuestro estado, a veces no conseguimos lo que deseamos, pero con crear el estado aprendido, MAXIMIZAMOS las posibilidades y nos aseguramos la mayor eficacia posible en el empleo de nuestros recursos.
Una de las constantes de la vida es que los resultados se están produciendo siempre; por eso es importante que permanezcamos atentos día tras día como guardianes de nuestro cerebro, para saber cómo nos representamos habitualmente las cosas a nosotros mismos. En la vida resulta crítico enfocar lo que deseamos en contraposición a lo que no deseamos.
Si asumimos el control de nuestras comunicaciones con nosotros mismos y suscitamos señales visuales, auditivas y cenestésicas de lo que deseamos, se producirán habitualmente resultados de signo positivo, inclusive en situaciones en que las posibilidades de éxito parecerían escasas o nulas. En todos los campos, lo que distingue a la gente es la eficacia con que invocan sus recursos. Hasta aquí he intentado explicar lo que nos sucede internamente, cuando algo nos sucede externamente. Darnos cuenta de ello es casi esencial.

LA FE O EL NACIMIENTO DE LA EXCELENCIA
Cuando se habla de fe, normalmente pensamos en credos o doctrinas y eso es lo que efectivamente son muchas creencias. Pero en un sentido más esencial, fe es cualquier principio, guía, convicción o pasión que pueda suministrar sentido y orientación en la vida. Los estímulos que se nos ofrecen son innumerables. Las creencias son filtros predispuestos y organizados de nuestra percepción del mundo.
Las personas que tienen fe, poseen más fuerza que otras noventa y nueve que sólo tengan intereses. La fe franquea las puertas a la excelencia. Una creencia comunica una orden directa al sistema nervioso; cuando se cree que algo es verdadero literalmente, se pone en un estado tal como si lo fuera. Utilizadas apropiadamente, las creencias pueden ser la fuerza más poderosa para hacer el bien en la vida; por el contrario, las creencias que ponen límites a nuestras acciones y pensamientos, pueden ser tan devastadoras como negativas.
La fe nos ayuda a obtener de nosotros mismos los recursos más profundos y a dirigirlos en sentido favorable al objetivo buscado, y las creencias son la brújula y los mapas que nos guían hacia nuestros objetivos y nos inspiran la confianza en que sabremos alcanzarlos. La fe ayuda a ver lo que uno quiere y confiere energías que ayudan a obtenerlo. Para modificar nuestro comportamiento, hemos de empezar por nuestras propias creencias.
Si deseamos modelar la excelencia, tendremos que aprender a modelar las creencias de quienes lo alcanzaron. La fe no es más que un estado, una representación interna que dirige el comportamiento. Si usted cree en el triunfo, tiene mucho camino recorrido para alcanzarlo. Si cree en el fracaso, esos mensajes le llevarán sin duda a tal experiencia.
La cuestión estriba en saber qué clase de creencias nos conviene albergar y cuáles desechar.


LAS FUENTES QUE ORIGINAN NUESTRAS CREENCIAS:
1. El ambiente que nos rodea: Puede ser el origen más poderoso de las creencias, pero no es el único, pues si lo fuere, viviríamos en un mundo estático, donde los hijos de los ricos no conocerían si no la prosperidad y los hijos de los pobres no se elevarían jamás por encima de su condición. Y no siempre es así.
2. Los acontecimientos grandes o pequeños pueden dar forma a las creencias.
En la vida de toda persona hay acontecimientos inolvidables, hemos experimentado vicisitudes que no olvidaremos nunca, situaciones que nos causaron tal impresión que permanecerán grabadas para siempre en nuestro cerebro. De esta especie son las experiencias que forman las creencias capaces de cambiar nuestra vida.

3. Se fomentan las creencias a través de los conocimientos.
Una experiencia directa es una forma de conocimiento. Otra manera de obtenerlo es por medio de la lectura o de las películas; es decir, ver el mundo tal como lo han reflejado otras personas. El conocimiento es una de las grandes vías que permiten romper las trabas de un ambiente limitado. Por triste que sea el mundo en que uno vive, al leer sobre los triunfos de otros, pueden despertársele la fe que le permita triunfar.
4. Otra manera en que se crean resultados es a través de nuestros resultados anteriores.
Sólo con que se triunfe una vez, resulta mucho más fácil consolidar la creencia de que uno podrá repetir ese triunfo.
Se ha de tener fe en que uno puede y ello se convierte en una profecía que se cumple a sí misma.
5. La quinta manera de establecer creencias consiste en representarnos mentalmente la experiencia futura como si ya se hubiera realizado.
Cualquiera que sea su objetivo, si se forma usted una imagen mental clara del resultado que desea y se lo representa como si ya lo hubiera conseguido, se situará en la clase de estado que le ayudará a obtenerlo. Usted puede controlar las creencias y también la manera en que quiera modelar a otros. Puede dirigir conscientemente su vida y cambiar.
Las representaciones internas y las creencias funcionan de una manera muy similar. Si no le gustan, puede cambiarlas. La clave consiste en plantearse esas creencias y comprobar si colaboran con nosotros, si van a nuestro favor, si son eficaces y nos suministran recursos.
Para modelar la excelencia hay que empezar a modelar las creencias. Cuando uno está convencido de que va a fracasar, no se emprende un gran esfuerzo. El fracaso llama al fracaso, por tanto es poco o nada lo que hacen para movilizar su potencial. El éxito llama al éxito y genera más éxito. Cada triunfo crea más fe y más vigor para triunfar a una escala todavía más amplia. A veces no hace falta tener una fe tan tremenda para triunfar en algo.
Algunos individuos producen resultados sobresalientes, sencillamente porque ignoraban que la cosa fuese difícil o imposible, es decir, que a veces basta con la ausencia de convicciones limitativas.
Cuando uno se ve capaz de hacer lo que antes creía imposible, por fuerza ha de reconsiderar todo su sistema de creencias. Así que, si no lo ha hecho todavía, revise sus creencias y decida cuáles le conviene cambiar enseguida y en qué sentido le conviene cambiarlas. La realidad para usted es la realidad que usted crea. Si tiene representaciones internas o creencias positivas, será porque usted las ha creado así, y si son negativas, también son obra de usted. Las creencias que fomentan la excelencia son muchas pero existen siete que me parecen esencialmente importantes.



LAS SIETE CREENCIAS DEL ÉXITO.
El mundo en que vivimos es el mundo en que hemos elegido vivir sea conciente o inconscientemente. Nuestras creencias son planteamientos organizadores de la percepción. 
El camino hacia el triunfo puede describirse así:
- Saber a dónde quiere uno ir
- Emprender la acción
- Ver qué resultados obtiene
- Mostrarse flexible para cambiar hasta alcanzar el éxito.

Lo mismo sucede con las creencias. Hay que descubrir las creencias que fomentan los objetivos de uno, que le hacen ir donde uno quiere ir. Si las creencias que usted tiene no le sirven para eso, abandónelas y pruebe con otras nuevas.
No sabemos si nuestras creencias son verdaderas o falsas. Lo que sí podemos averiguar en cambio es, si nos sirven,  si nos elevan, si enriquecen nuestras vidas y hacen de nosotros personas mejores y si nos ayudan y ayudan a otros.
Para modelar la excelencia, hemos de empezar con los sistemas de creencias de la excelencia. Esas siete creencias, capacitan a la gente para usar a fondo sus recursos, hacer más y producir grandes resultados.
Creencia Nº 1: Todo ocurre por su motivo y razón; y todo puede servirnos.
Todos los triunfadores tienen una habilidad increíble para ante cualquier situación: centrarse en lo posible y en los resultados positivos que se podrían extraer de ella. Por mucha realimentación negativa que reciban del medio  ambiente, ellos siempre piensan en posibilidades. Creen que todo ocurre por alguna razón y que ello les puede servir, piensan que toda adversidad encierra la semilla de un beneficio equivalente o mayor aún.
Se necesita mucha disciplina para saber en un determinado momento rehacer los propios pasos, aprender las lecciones dolorosas, recomponer la guardia y explorar nuevas posibilidades. Pero esa es la única manera de saldar positivamente lo que parezca un resultado negativo. En una situación dada, hay que ver las posibilidades y no los obstáculos, ya que muchas personas tienden a fijarse más en el lado negativo que en el positivo.
El primer paso para cambiar, es darse cuenta de ello. La creencia en los límites produce gente limitada. La clave consiste en deshacerse de esas limitaciones y operar desde un conjunto de recursos más elevado. Si usted cree frmemente en una posibilidad, lo más probable es que llegará a realizarla.
Creencia Nº 2: No hay fracasos; sólo hay resultados. Muchos hemos deseado una cosa y obtenido otra.
Los triunfadores no ven fracasos, ven desenlaces y resultados. Todas las personas obtienen un resultado de un género u otro. Las personas que temen al fracaso se hacen representaciones internas, por adelantado, de lo que podría fallar. Eso es lo que les impide iniciar justamente aquellas acciones que podrían garantizarles la consecución de sus anhelos. Quienes creen en el fracaso se garantizan prácticamente una existencia mediocre a sí mismos.
Quienes alcanzan la grandeza, no perciben el fracaso ya que no se fijan en él, no dedican emociones negativas a una cosa que no sirve. La creencia en el fracaso es un modo de intoxicar la mente; cuando almacenamos emociones negativas, ello afecta a nuestra fisiología, a los procesos de nuestro pensamiento y a nuestro estado. El fracaso no existe, sólo existen los resultados. Uno siempre produce un resultado y si no es el que deseaba, no tiene más que modificar sus acciones y obtendrá otros resultados nuevos.

Creencia Nº 3: Asumir la responsabilidad, pase lo que pase.
Los grandes líderes y triunfadores actúan a partir de la creencia de que son ellos quienes mueven su mundo. Una y otra vez se les oye decir " Yo soy el responsable; esto es cosa mía ". Somos nosotros quienes generamos nuestras experiencias en la vida (acción o pensamiento) y que podemos aprender de todas ellas. Asumir la responsabilidad, es una de las medidas que mejor definen el poder y la madurez de la responsabilidad. Al asumir la responsabilidad no tiene nada que perder, y sí mucho que ganar. El que domina la situación tiene asegurado el éxito.
Los que asumen la responsabilidad ejercen el poder. Hay que decir que el sistema de la comunicación, es la reacción que uno obtiene. Al cambiar sus acciones podrá cambiar su comunicación. Al retener y asumir la responsabilidad de ella, usted, tiene el poder de cambiar los resultados que va obteniendo.

Creencia Nº 4: No es necesario entender de todo, para poder servirse de todo.
Muchos de los que triunfan, están convencidos de que no necesitan saberlo todo sobre algo, antes de poder utilizarlo.
Saben cómo servirse de lo esencial sin necesidad de abrumarse con todos los detalles. Si nos fijamos en las personas que detentan poder, resultan por lo general que poseen un conocimiento práctico suficiente de muchos temas, pero poco dominio de todos y cada uno de los detalles de las empresas que acometen.
El tiempo es una de las cosas que nadie puede crear para usted. Los triunfadores resultan muy avaros de su tiempo, van a lo esencial de cualquier situación, sacan lo que necesitan y no se entretienen con lo demás. Por supuesto que si hay algo que les llama la atención, se toman el tiempo necesario para aprender, pero permanecen siempre conscientes de cuánto necesitan saber, siempre al tanto de lo que es esencial o superfluo. Quienes tienen éxito se caracterizan por su especial habilidad para distinguir entre los que tienen necesidad de entender y lo que no.

Creencia Nº 5: Nuestros mayores recursos, son los recursos humanos.
Los individuos excelentes, tienen un sentido de tremendo respeto y aprecio hacia las personas. Poseen el espíritu de equipo, el espíritu de la unidad y de los objetivos comunes. No hay éxito duradero sin relaciones entre las personas.
Hemos de permanecer siempre alerta, rectificar nuestra conducta y recalibrar nuestras acciones para estar seguros de ir donde queramos. Decir que uno trata a la gente con respeto, no es lo mismo que hacerlo.

Creencia Nº 6: El trabajo es un juego.
Una de las claves para triunfar consiste en celebrar un matrimonio perfecto entre lo que uno hace y lo que a uno le gusta. El secreto del éxito está en convertir la vocación en vacación, esto es lo que hacen los triunfadores. El trabajo debe ser como un juego para la mayoría de nosotros, se debe ver como una manera de averiguar hasta donde somos capaces de llegar, de aprender cosas nuevas, de explorar nuevos caminos.
Si usted es capaz de encontrar maneras creativas de hacer su trabajo, eso le ayudará a progresar hacia trabajos aún mejores. El mundo personal y laboral, se enriquece cuando uno les aporta la misma vitalidad y la curiosidad que pone en sus juegos.

Creencia Nº 7: No hay éxito duradero, sin una entrega personal.
Los individuos que han triunfado creen en el poder de la dedicación. No se produce ningún éxito duradero, sin un gran compromiso. Los grandes triunfadores, no son los mejores, ni los más brillantes, sino los más perseverantes.
Otra manera de definir el éxito definitivo consiste en:
- Saber el desenlace que se quiere
- Modelar lo que puede servir
- Actuar
- Desarrollar la agudeza para saber por dónde se va
- Seguir perseverando hasta llegar adonde se pretenda

La calidad de la entrega personal es lo que distingue a los verdaderamente grandes de entre los buenos. Esa entrega es un componente importante del éxito en cualquier terreno. Los triunfadores son los que están dispuestos a poner lo que haga falta, para triunfar.

DOMINAR NUESTRA MENTE : CÓMO DIRIGIR NUESTRO CEREBRO.
Las personas no carecen de recursos, carecen de control sobre sus recursos. Podemos cambiar cualquier sensación, emoción o comportamiento propio en cuestión de instantes. Sólo hay que aprender a hacerlo. El ser humano puede dirigir su cerebro para generar cualquier estado o conducta que favorezca a sus objetivos o necesidades superiores.
En el pasado usted estaba a merced de los resultados de sus representaciones internas, ahora usted puede dirigir concientemente su cerebro. Lo principal de todo esto es tratar de controlar nuestro cerebro, no de que él nos controle a nosotros, y así crear los estados que nos favorezcan para alcanzar la calidad de vida que deseamos y merecemos.
La frustración, la depresión o el éxtasis no son objetos materiales. Son procesos creados por determinadas imágenes y sonidos mentales, así como por actos físicos, todo lo cual controlamos conciente o inconscientemente. Con esto no se dice que debemos ignorar los problemas; hay situaciones en que debemos afrontarlos, pero de nosotros depende el quedarnos en ese estado que nos causa el problema, o alejarnos de él.



LA SINTAXIS DEL ÉXITO.
La sintaxis es el modo en que ordenamos las acciones; puede significar una gran diferencia en cuanto a la clase de resultados que obtengamos. El orden en que se presentan las cosas hace que el cerebro las registre de una manera determinada. Es como un programa de computación; si se programan las instrucciones en el orden correcto, la computadora hará pleno uso de su capacidad y producirá los resultados deseados; si se programan las instrucciones correctas pero en un orden diferente, el resultado no será el que buscábamos.
Todo lo que producimos en la vida se ajusta a una estrategia y es ésta la que determina los resultados que producimos. Las estrategias son como la combinación de la caja fuerte que guarda los recursos de nuestro cerebro.
Aunque sepamos los números, si desconocemos el orden correcto no conseguiremos abrirla. En cambio conociendo los números y el orden, se abrirá esa cerradura todas las veces que queramos. Se necesita descubrir la combinación que abre nuestra caja fuerte y también las que abren las cajas fuertes de otras personas.
Cuando se presenta una información con arreglo a la sintaxis típica de otra persona, si se hace con eficacia, la comunicación será casi irresistible, porque activa automáticamente ciertas reacciones. Hay muchos caminos para producir resultados, sin que se pueda decir que son buenos o malos, sino únicamente eficaces o ineficaces en función de si se obtienen los resultados.
El que uno sea capaz de producir resultados coherentes o no, sencillamente es cuestión de que su sintaxis mental actual, favorezca o no la ejecución de la tarea que se exige a su cerebro. Todo lo que uno ha visto, oído o tocado queda registrado en el cerebro; si utilizamos las herramientas equivocadas o equivocamos el orden de las operaciones, obtendremos un resultado equivocado.
El conocimiento es una herramienta poderosa, muchos de nosotros creemos que nuestro mapa del mundo es la realidad. Imaginamos que, si sabemos lo que nos hace sentirnos valorados y respetados, lo mismo debe funcionar igual para todos los demás. Olvidamos que el mapa no es el territorio, sino sólo nuestra manera de ver el territorio.
La clave no consiste en aprender un par de estrategias para ponerlas luego en práctica. Lo más importante es mantenerse atento a lo que otros hacen bien y luego descubrir cómo lo hacen y cuales son sus estrategias. En eso consiste el modelado.
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Pensé escribir un poco más al respecto, pero prefiero no empacharlos con tanta lectura. Este es un tema tan interesante y gravitante en su éxito profesional y personal, que le daremos continuidad el próximo mes, de modo que reciba una información y orientación más completa. Préstele mucha atención; es una cuestión realmente clave para su desarrollo y maduración personal. E intente practicarlo diariamente; esta es la condición esencial para avanzar:
concretar los conocimientos, en conductas.

Lic. Julio Picchi

http://recursoshumanosinsight.blogspot.com.ar/2012/11/inteligencia-emocional-la-excelencia.html
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Publicado por Federico Wasinger

viernes, 2 de noviembre de 2012

La empresa con inteligencia emocional - Por Julio Picchi


La empresa con inteligencia emocional

“La inteligencia emocional puede proteger la salud y fomentar el crecimiento de las organizaciones. Si una empresa tiene las aptitudes que broten del conocimiento de uno mismo, la autoregulación, motivación y empatía, habilidad de liderazgo y comunicación abierta, es probable que sea más adaptable  a lo que el futuro traiga” - Goleman  

Goleman concluye su libro: “La inteligencia emocional en la empresa”, con una sección que titula “La organización dotada de inteligencia emocional”. 

La inicia con los resultados de diferentes encuestas de evaluación de empresas que reflejan “algunas brechas asombrosas en lo evaluado”. Estas “brechas” señalan que “se desaprovechan posibilidades de reflexionar sobre lo que torna efectiva a una organización y sobre las maneras de diagnosticar las fallas en el desempeño”. Entre las deficiencias más notables que señala están,  los déficits en las siguientes esferas:

 Autoconocimiento emocional. Obtener una lectura del clima emocional, según afecte al desempeño.
 Logro. Revisar el ambiente en busca de datos cruciales y oportunidades para emprendimientos.
 Adaptabilidad. Flexibilidad frente a desafíos u obstáculos.
 Autodominio. Desempeñarse con efectividad bajo presión, en vez de reaccionar con pánico, o cólera,
 Optimismo. Flexibilidad frente a los contratiempos y visión positiva.
 Empatía. Comprender los sentimientos y perspectivas ajenas, ya sean clientes o miembros internos.
 Conciencia política. Entender las tendencias económicas, políticas y sociales cambiantes.
 Influencia. Capacidad para las estrategias de persuasión.
 Creación de vínculos. Fortaleza de los lazos personales entre personas y partes de la organización
alejadas entre sí.

Destaca que, una manera casi siempre ignorada, de medir la viabilidad de una organización, es observar los
estados emocionales típicos de quienes trabajan allí. La teoría de sistemas dice que, ignorar cualquier categoría de datos significativos es limitar el conocimiento y la reacción. “Sondear la profundidad de las corrientes emocionales de una organización puede rendir beneficios concretos” , concluye.
Desde la perspectiva del trabajo, los sentimientos tienen importancia en la medida que faciliten o dificulten la búsqueda del objetivo común. En demasiadas organizaciones, las reglas básicas que marginan las realidades emocionales apartan nuestra atención de esa dinámica emocional, como si no tuvieran importancia.

Entre los problemas que ocasiona esto, señala: decisiones que desmoralizan; dificultad para manejar la creatividad y tomar decisiones; ignorar el importante valor de la actividad social; incapacidad de motivar, mucho menos inspirar; vacías declaraciones de objetivos; liderazgo falto de energía y de impulso; actitudes pesadas y aburridas en vez de espontaneidad; falta de espíritu de equipo.

Empresas que fracasaron

Goleman relata algunos ejemplos de empresas que fracasaron pensando que podían resolver sus problemas mediante nuevas tecnologías y estructuras, cuando en realidad sus problemas “eran humanos”. Otras, que asumieron retos importantes, aplicaron otros enfoques: “El equipo gerencial utilizó muchos métodos de
organización en aprendizaje, incluido uno para “desaprender” hábitos coloquiales defensivos” .
El método es sencillo: en vez de discutir, las partes acuerdan explorar mutuamente los supuestos en los que basan sus puntos de vista. La conclusión que extrae es que, la práctica de aprender a expresar lo que pensamos y sentimos, nos permite comprender los sentimientos y supuestos ocultos, que pueden crear resentimientos inexplicables y desconcertantes bloqueos.

Además de requerir autoconocimiento para rescatar esos pensamientos ocultos, la tarea depende de otras aptitudes emocionales como: la empatía, la capacidad de escuchar con sensibilidad el punto de vista ajeno, y habilidades sociales, para colaborar productivamente en explotar las diferencias disimuladas que afloran.
La falta de estímulo al diálogo abierto entre sus integrantes reveló, en una organización investigada, que el desempeño no mejoraba, por factores como:

El temor a equivocarse, y sus posibles consecuencias, hacía que la gente retuviera información.
La necesidad de control de los jefes, impedía que la gente del equipo aprovechara bien sus habilidades.
El recelo estaba muy extendido; cada uno pensaba que los otros no ayudaban y no eran dignos de confianza.

En condiciones como estas, se torna esencial la inteligencia emocional. Para lograr que un grupo supere el miedo, las luchas de poder y el recelo se requiere un reservorio de confianza y afinidad. Otra razón para desarrollar la inteligencia emocional en las organizaciones es el hecho de que, el conocimiento y la
experiencia están distribuidos por toda la organización; no hay una sola persona que pueda dominar toda la información necesaria para conducirla con eficiencia.
El encargado de finanzas tiene un tipo de preparación indispensable; la gente de ventas, otro, al igual que los de investigación y desarrollo. “La organización en sí será tan inteligente como lo permita la oportuna y adecuada distribución y procesamiento de estos diversos elementos de información” .

¿Qué puede hacerse?

Tanto el trabajo como el aprendizaje son sociales. Las organizaciones son “redes de participación”. Para lograr un desempeño efectivo en los trabajadores, la clave está en inyectar entusiasmo y compromiso, dos cualidades que las organizaciones pueden ganar, pero no imponer. Solamente los trabajadores que deciden participar, los que se comprometen voluntariamente con sus colegas, pueden crear una compañía ganadora.
Es aquí donde entra en juego la inteligencia emocional, plantea Goleman. El nivel colectivo de inteligencia emocional de una organización determina el grado en que se realice su grado de capital intelectual y su desempeño general. “El arte de maximizar el capital intelectual consiste en orquestar las interacciones de las
personas cuyas mentes contienen ese conocimiento y experiencia”.
Así como un alto cociente intelectual colectivo en un pequeño grupo de trabajo depende de que sus integrantes se entrelacen efectivamente, lo mismo ocurre con las organizaciones en su totalidad; las realidades emocionales, sociales y políticas pueden realzar o degradar su potencialidad. Si los integrantes de
la empresa no pueden funcionar juntos, si les falta iniciativa, vinculación, o cualquier otra aptitud emocional, la inteligencia colectiva se perjudica.
El argumento más potente a favor de la ventaja económica de la inteligencia emocional en las organizaciones, la destaca Goleman en los resultados de una investigación patrocinada por la Sociedad para
la Administración de Recursos Humanos, que recolectó datos de 600 compañías de más de 20 tipos de industrias (negocios), detallando políticas y prácticas.
Analizaron empresas de primera línea, seleccionadas por su rentabilidad, sus ciclos, volumen y otros índices de desempeño. En busca de lo que estas compañías sobresalientes tuvieran en común, se identificaron las siguientes prácticas básicas en el manejo de los “activos humanos”, es decir, de “su gente”.
 Equilibrio entre los aspectos humanos y financieros en los planes de la compañía.
 Compromiso orgánico con una estrategia básica.
 Disposición a estimular mejoras en el desempeño.
 Comunicaciones abiertas y fortalecimiento de la confianza en todos los participantes.
 Fortalecimiento de las relaciones internas y externas que ofrezcan ventajas competitivas.
 Colaboración, apoyo y compartir recursos.
 Innovación, aceptación de riesgos y aprendizaje en común.
 Pasión por la competencia y el perfeccionamiento constante.

Analizando esta lista plantea que “resulta intrigante por las claras similitudes entre estas prácticas orgánicas y las aptitudes emocionales que tipifican a los individuos de alto desempeño”. Tal como sucede con los individuos, se puede considerar que las “aptitudes orgánicas” responden a tres categorías: capacidades
cognitivas, en el sentido de manejar bien el conocimiento, pericia técnica; y manejo de activos humanos, lo cual requiere aptitudes sociales y emocionales.
Para responder a la pregunta ¿Cómo es una organización dotada de inteligencia emocional? , Goleman comenta las políticas y prácticas de una firma internacional dedicada a la búsqueda de ejecutivos. Para reclutar posibles nuevos consultores para la firma, los socios de la empresa evalúan cuatro dimensiones importantes.
 La primera es puramente cognitiva: la capacidad de resolver problemas, el razonamiento lógico y la habilidad analítica. Pero, las otras tres reflejan inteligencia emocional, como son:
 Entablar relaciones laborales. Ser un jugador de equipo, tener confianza en sí mismo, presencia y estilo; ser empático y saber escuchar; saber convencer con una idea; madurez e integridad.
 Llevar las cosas adelante. Tener iniciativa, empuje, energía y una sensación de urgencia de obtener resultados; mostrar buen criterio y sentido común; ser independiente; emprendedor e imaginativo;
tener potencial de liderazgo.
 Concordancia personal. Tener cualidades de amigo, colega y socio; ser sincero y respetar los propios valores; estar motivado; ser sociable, con “chispa” y sentido del humor; modestia; tener una vida personal plena y actividades fuera de la firma; entender a la firma y sus valores.

Las nuevas exigencias

Ya no funcionan las maneras antiguas de manejar los negocios, los desafíos de la economía mundial, cada
vez más competitiva, apremian a todos, en todas partes, a adaptarse a fin de prosperar según reglas distintas.
En la vieja economía, las jerarquías enfrentaban a los miembros de la organización. Pero, las jerarquías se
están transformando en redes de trabajo, la gente debe unirse en equipos; la capacidad laboral fija, cede paso al aprendizaje continuo, según los trabajos fijos se funden en carreras fluidas.

Todas estas transiciones aumentan el valor de la inteligencia emocional. El incremento de las presiones competitivas otorga nuevo valor a las personas automotivadas, que tienen iniciativa, deseos de esmerarse u optimismo suficiente para tomar con calma los contratiempos y los obstáculos. Ante la permanente necesidad de servir bien a compradores y clientes, y de trabajar con creatividad estable en grupos de personas cada vez más diversas, las capacidades empáticas resultan más esenciales.
Además, está el desafío de proporcionar liderazgo: las capacidades que los líderes necesitarán para un futuro cercano, diferirán radicalmente de las que se aprecian en la actualidad. Hace una década, destaca Goleman, no figuraban en el “radar” aptitudes tales como la activación de cambios, la adaptabilidad, el aprovechamiento de la diversidad, y la capacidad de trabajar en equipo. Ahora, cada día, interesan más. La demanda de inteligencia emocional no puede menos que elevarse, según las organizaciones dependan cada vez más de los talentos y la creatividad de trabajadores. La “buena noticia”, resalta Goleman, es que “la inteligencia emocional se puede aprender. Individualmente, podemos añadir estas habilidades a nuestro equipo de herramientas, a fin de sobrevivir en una época en que la “estabilidad laboral” es incierta”.
En todo tipo de empresas, el hecho de que se pueden evaluar y mejorar las aptitudes emocionales sugiere otra zona en la que se puede incentivar el desempeño y, por tanto, la competitividad. Lo que se necesita, equivale a una afinación de aptitudes emocionales para la empresa.
 En el plano individual, es posible identificar, evaluar y aumentar los elementos de la inteligencia emocional.
 En el plano grupal, significa afinar la dinámica interpersonal, que torna más inteligentes a los grupos.
 En el plano empresarial, revisar la jerarquía de valores, para dar prioridad a la inteligencia emocional, en los términos concretos de contratación, capacitación y desarrollo, evaluación del
desempeño y ascensos.

No obstante, alerta de que la inteligencia emocional no es una varita mágica; no garantiza una mayor participación en el mercado, ni un rendimiento más saludable. Ninguna intervención, ningún cambio por sí solo, puede arreglar todos los problemas. “Pero, si se ignora el ingrediente humano, nada de lo demás funcionará tan bien como debería. En los años venideros, las empresas cuya gente colabore mejor, tendrán una ventaja competitiva, por lo que la inteligencia emocional será más vital”, concluye.

Desafíos para EL DESARROLLO PERSONAL en un mundo globalizado

El siglo XXI entró arrasando los paradigmas sobre los cuáles la administración había enterrado sus verdades organizacionales. La cultura empresarial dejó de ser el referente competitivo para calificar las buenas prácticas en las áreas de Gestión Humana. Las tendencias y modas gerenciales, (que se aprovecharon del
esnobismo directivo) comenzaron a declinar como opción de mejoramiento en la productividad.
De autores como Deming, Drucker, Tom Peters, Goleman Senge, Porter, que llevaron a la cumbre teorías, modelos y herramientas gerenciales como TQM, CRM, COACHING, E-LEARNING… Amén de los cientos de títulos de mejoramiento empresarial como “Si no está roto rómpalo”, “Quién se llevó mi queso”, etc… vamos pasando ahora a los nuevos protagonistas que recorren los pasillos de las organizaciones; son los nuevos vientos fundados más en los éxitos autobiográficos (Steve Jobs, Bill Gates, Dell, Trump, etc) que
en experiencias colectivas producto de estudios juiciosos pero poco inspiradores.
La búsqueda de nuevos escenarios de realización personal, el rompimiento de las fronteras reales y mentales entre los países, la urgencia de comunicarse con personas de otras culturas y la necesidad de conocer y manejar las nuevas tecnologías, que cada día disminuyen las distancias entre lo actual y lo virtual, convierten
en exigencia el desarrollo personal y hace de ésta, una responsabilidad individual y no empresarial, que cada persona reconozca en su plan de vida, el alcance que quiere dar a su existencia.
Para muchas personas el contexto vital actual es suficiente y su aspiración no va más allá de las satisfacciones básicas que da la vida y que anticipaba Maslow. Para muchos otros la vida es una carrera que invita cada día a encontrar nuevos motivos para llegar aún más lejos. No importa que la carrera no sea hacia arriba, siempre y cuando sea hacia adelante.
La academia es un paso necesario y requerido en esta búsqueda de nuevos escenarios para desarrollar las contribuciones requeridas por las empresas. Hemos cambiado y estrenamos una nueva era, un nuevo momento donde la persona comienza a recuperar su importancia en el mercado laboral, donde ha dejado de ser un objeto, un “recurso” para ser reconocido como un sujeto capaz y pensante, un actor principal en la gestión empresarial.
Se ha pasado de la manufactura a la mentefactura, la realidad hace necesaria una nueva interpretación de los espacios laborales que dejaron de ser un “donde” para convertirse en una condición de permanencia en la red, por ejemplo, lo cual ha llevado a que la creación de una cultura que no conoce fronteras políticas lleve a
las redes sociales a ser hoy las auténticas herramientas de la expansión y la competitividad. Así las cosas, el trabajador del mundo globalizado se caracteriza, entre otras cosas por:
 Reconocer el contexto histórico en el cual se mueve. Se trata entonces de tener una visión holística
que integra las realidades supranacionales y entiende que su contribución corresponde a una realidad específica que trasciende su formación académica. El contexto le permite entender las culturas de las naciones pero también de las organizaciones, establece pautas de acción e identifica los factores
críticos de éxito en su labor profesional.
 Establecer prioridades en su desarrollo personal. La nuevas generaciones desarrollan el sano egoísmo de entender que “las personas pasan las organizaciones quedan” por tanto su tarea debe ser ajustada a sus gustos personales, entiende que debe disfrutar su trabajo y aprender cada día nuevas cosas. Su contribución permitirá que la empresa asegure su permanencia en el tiempo y por tanto define cuándo es el momento oportuno de marcharse, reconoce que su temporalidad debe ser distribuida donde
mejor sea reconocida.
 Entender que sus talentos están al servicio de la humanidad. Hemos evidenciado que muchos compatriotas han desarrollado su vida profesional en otros países, que han aprendido otros idiomas y
viven en culturas muy particulares; su capacidad de adaptación les ha llevado a moverse por distintos lugares del mundo, sin que eso cause traumatismos; el concepto de nación no es representativo de
este nuevo trabajador del mundo. Sus procesos de capacitación se orientan a prepararse y ser competente en cualquier lugar que le corresponda y hacer de ese espacio físico su lugar de realización y desarrollo.
 Capacitarse y actualizarse permanentemente. El gran desafío esta en no perder vigencia en un mercado cada vez más competitivo, incrementar cada día la empleabilidad para no anquilosarse en los conocimientos del pasado. El desafío está en ser protagonista y no espectador, en ser generador de valor agregado para la organización. Quizá conocemos personas que viven el día a día bajo la filosofía de que el futuro no ha llegado y quién sabe si estaremos allí, de tal manera que poco a poco comienzan a ser desplazados por nuevos talentos.
 Utilizar la tecnología disponible al servicio de la innovación. El trabajador global entiende que sin conectividad y tecnología disponible el futuro no será posible. Se trabaja para descubrir lo que no ha llegado, para crear nuevas y mejores condiciones de vida para la humanidad. El trabajo va más allá de satisfacción individual y se sitúa en la esfera del bien común, de las nuevas posibilidades para
convertir el mundo, como diría McLuhan, en una aldea global y entender el impacto que al otro lado del mundo tiene el “aleteo de una mariposa”
 Respetar la naturaleza y tratarla como aliada. El ambiente es el espacio donde transcurre nuestra existencia, las condiciones naturales de vida están sujetas a la frágil acción de los humanos cuando contaminamos el aire, el agua y la tierra, cuando ignoramos nuestra huella ecológica y su impacto en la organización. No se trata de “reciclar” o de ahorrar en el consumo, la ayuda verdadera vendrá cuando desarrollemos una conciencia capaz de entender que nuestras acciones son las responsables de asegurar la sostenibilidad de las condiciones de desarrollo de la humanidad, la ruta que llevamos nos grita que si no tratamos como aliada a la naturaleza, ella nos pasará la cuenta.
 Trabajar en equipo en búsqueda de resultados comunes. La diferencia de culturas, idiomas, costumbres, estudios, género, etc., no son un obstáculo para el desempeño, por el contrario, se convierten en oportunidades de crecimiento y desarrollo. Reconocer las habilidades y talentos de otros, valorar sus contribuciones y generar espacios comunes de diálogo y acción fortalecen los sistemas de comunicación y confianza requeridos para que el equipo de trabajo sea un soporte en la
gestión. Se trata de valorar la diferencia y encontrar el espacio común de la colaboración.
 Liderar su propia vida con un proyecto de vida claro. Asumir el riego de lo desconocido, abordar nuevos retos con la seguridad de dar lo mejor de sí mismo, tener la capacidad de discernir y tomar las
mejores decisiones, contar con el criterio requerido para saber decir NO, seleccionar su grupo de amigos y establecer rutinas de trabajo disciplinadas, son algunos de los componentes del éxito personal que le permitirán avanzar con seguridad a los propósitos de vida que haya establecido.
 Asumir el aprendizaje de los idiomas como una exigencia de su tarea. Uno de los factores de éxito del trabajador global es reconocer que no puede haber barreras idiomáticas, que su cancha de juego es el mundo y que por tanto debe conocer o por lo menos tener los principios básicos que le permitan comunicarse con personas de otras latitudes.
 Ser flexible en el mundo laboral. Es la mejor manera de reconocer que cada empresa es una oportunidad de crecimiento mutuo y no un ancla que frena el desarrollo personal. Son pocas las
personas que creen que las empresas son para pensionarse, por el contrario, hoy en día las organizaciones son un escalón que aporta al desarrollo profesional. Por su parte, para las empresas es
también conveniente que cada cierto tiempo haya una renovación de su talento, que vengan nuevas ideas y maneras de hacer las cosas, que lleguen espíritus críticos capaces de aportar a los resultados y de generar nuevas fronteras en beneficio de los clientes.
Espero que estas breves reflexiones les aporten de alguna manera a quienes comienzan sus vidas laborales pero también a quienes recorren hoy las organizaciones con una filosofía de flexibilidad y movilidad, entendiendo que nada permanece y que la mejor manera de apoyar a las organizaciones es aportar con sus competencias y capacidades personales, para explorar nuevos horizontes, mientras encontramos nuevas oportunidades de aprender y contribuir.
A mi criterio, es una forma de comprender lo que es la inteligencia emocional en acción: sus características más propias, las actitudes que comporta, y el sentido de orientación de nuestro desarrollo personal y profesional.

FIDELIZACIÓN DE LOS CLIENTES INTERNOS O EMPLEADOS

Las empresas, en un mercado tan competitivo como el actual, no pueden permitirse el lujo de perder a los mejores empleados. Atraer y retener a los trabajadores más eficaces y rentables, supondrá una verdadera inversión de futuro. Las empresas que realmente tratan a los empleados como los activos más importantes que poseen, tienen una gran ventaja competitiva sobre las que no lo hacen.
Los empleados o clientes internos son una herramienta de marketing importantísima, porque se ocupan de las relaciones entre la empresa y sus clientes, y son el reflejo de los valores de la empresa en el exterior, ya que de los trabajadores depende en gran medida el grado de fidelización de los clientes. Por lo tanto, una
empresa con aguda inteligencia emocional, le da mucha importancia a este tema.

El empleado a fidelizar

Existe un perfil de empleado muy habitual, en las empresas de hoy en día, al que hay que prestar una atención especial. Se trata de la gente, que posiblemente no vayan a dejar mañana mismo o quizá en unos meses la empresa, pero están constantemente indagando en las ofertas de empleo, dejando curriculums y esperando una oportunidad. Esto representa un auténtico riesgo para la empresa, ya que estos empleados con edades comprendidas entre los 30 y 44 años, son los que potencialmente serán los futuros líderes de una organización.

Con tantas oportunidades de empleo disponibles para la gente válida y eficaz, los trabajadores intentan conocer qué es lo que ocurre en el mercado laboral. Es por esto que las empresas deben plantearse muy en serio, el realizar un esfuerzo importante en mantener a sus empleados contentos. Es hora de trabajar duro y
tratar de retener a los que realmente merecen la pena.

La actitud de la empresa

La empresa debe buscar cómo satisfacer las necesidades específicas de cada trabajador. Y los directivos
preocupados por ello demuestran humanidad y lealtad hacia el empleado. Está comprobado que, un
empleado con una actitud positiva en su trabajo y en las relaciones con los clientes, está menos predispuesto
a abandonar la empresa, porque su vinculación con ella es mayor. Al igual que ocurre con los clientes de una
empresa, es mucho más costoso seleccionar y formar nuevos candidatos que retener a los empleados
actuales. Hay incluso clientes que son verdaderamente fieles al empleado y no tienen ningún inconveniente
en seguir al mismo si éste cambia de empresa.
Como dicen James C. Collins, "Una ideología clara y bien expresada atrae a la empresa, a personas cuyos
valores personales son compatibles con los valores centrales de la misma. Y la inversa; repele a aquellos
cuyos valores personales son incompatibles". Es necesario fomentar una relación fluida entre el empleado y
su superior directo, ya que esta relación es la que realmente sopesará su permanencia futura en su lugar de
trabajo.

Fidelidad Premiada

Frederick Reichheld afirma que, "Sin unos empleados leales es imposible mantener una base de clientes
leales", pero ¿cómo conseguir la fidelidad del empleado? Las empresas deben incrementar los esfuerzos
para retener a sus empleados y para que sean productivos y se realicen. Aunque los beneficios en forma de
dinero, como altos salarios, bonus, etc. son importantes, los empleados también valoran cada vez más los
beneficios no monetarios.

Las recompensas no monetarias hacen la vida del empleado mejor y más cómoda; de este modo se logra una mayor lealtad. La empresa debe ser creativa en la forma de encontrar motivaciones de este tipo, cuyo
objetivo sea la retención del buen empleado. Diferentes acciones que la empresa puede realizar para
incrementar la fidelidad pueden ser:
 desarrollar, fomentar y premiar la formación de los empleados,
 reuniones y contactos periódicos en los que se potencie la autoestima y pertenencia a la empresa,
 el reconocimiento público y privado de sus logros,
 cuidar los pequeños detalles,
 agradecimiento de los esfuerzos extra,
 flexibilidad en los horarios,
 proveer de oportunidades para la mejora profesional,
 mejorar las prestaciones sociales,
 ayuda comprensiva en los problemas personales,
 agradecimientos puntuales por escrito, promoción por rendimiento,
 incluir a los trabajadores en las decisiones y en la información,
 dotar a la empresa de instalaciones deportivas, comedores, servicios médicos, de guardería, etc.,
 facilitar ordenador o teléfono móvil para uso personal,
 valorar las opiniones expresadas por los trabajadores,
 crear un buen ambiente de trabajo entre compañeros,
 difundir acciones de comunicación interna por todo tipo de canales: (revista, , boletines, Intranet,...),
 sorprender con viajes personales o en grupo,
 la creación de un Programa de Incentivos que premie sus logros tanto individuales como en equipo.

Actualmente, ya no se trata de premiar sólo al empleado de forma individual, hoy en día se fomenta el
trabajo en equipo y es una práctica cada vez más extendida por los beneficios que produce, tanto en la
organización como en los propios empleados.
A la recompensa individual se une la de todo el equipo, así, el trabajador tiene una mayor predisposición a
trabajar en grupo. Esto no quiere decir, que se deje de premiar e incentivar al empleado de manera
individual, ya que cada persona es única y tiene sus propias necesidades, sino que se deben integrar los
reconocimientos dentro del equipo que forma, para incentivar la colaboración entre los empleados como
grupo y predisponer el trabajo en equipo.
Las empresas deben motivar y estimular constantemente y de manera creativa a los empleados para así
cuidar y aumentar día a día su fidelidad. Y lo debe hacer, atendiendo a las diferentes necesidades de cada
empleado, para suministrarle el beneficio adecuado a través de una verdadera creación de valor. El reto
consiste en la creación de experiencias innovadoras para la fidelización y retención de los empleados.

La flexibilidad en el trabajo

Entre las acciones que la empresa puede realizar para fidelizar a sus trabajadores, hay que prestar especial
atención a la flexibilidad laboral. Hay que lograr un equilibrio entre la vida personal y laboral, porque todos
los empleados tienen sus propias necesidades. Conseguir este equilibrio, significaba antes una
compatibilidad entre ambas, pero sin mezclarse. Sin embargo, actualmente este equilibrio se ha traducido en
una conciliación, es decir, al trabajador tal vez le interese en ciertas ocasiones, canjear horas de la jornada
laboral por horas en el tiempo libre.

De este modo la empresa deberá buscar un equilibrio entre la flexibilidad que esperan los empleados y la que ella puede permitir para seguir ofreciendo un buen servicio a sus clientes. En la actualidad, un trabajo se
considera algo más que un lugar donde ganar dinero y más que una serie de tareas a realizar. El sueldo ya no
es lo más importante; la presión y el reconocimiento del trabajo son los factores clave en la satisfacción del
empleado. Mientras que un sueldo puede ser mejorado por la competencia, los otros factores son los que la
diferencian de las demás y las que consiguen que los empleados sean leales a la misma.
Los empleados buscan cada vez más una flexibilidad entre la vida laboral y la personal, y las empresas que
sepan ofrecer este valor, tendrán mayor capacidad para retener a sus empleados. En conclusión, la gente no
es realmente fiel a la empresa, la gente es fiel a lo que la empresa representa para ellos y a los valores que
ésta sea capaz de ofrecerles. A mi modo de ver, el primer marketing tiene que ser hacia adentro.

Lic. Julio Picchi

http://recursoshumanosinsight.blogspot.com.ar/2012/11/la-empresa-con-inteligencia-emocional.html

Publicado por Federico Wasinger

La Inteligencia Emocional - Por Julio Picchi



Queridos amigos:

Desde hace muchos años hemos pensado que el Coeficiente Intelectual era un determinante para saber si una persona tendría éxito en su vida académica. Sin embargo, desde hace varios años dentro del ámbito empresarial nos empezamos a dar cuenta que son otras capacidades las necesarias para el éxito en la vida profesional / personal. Daniel Goleman dice que las condiciones intelectuales no son la única garantía de éxito en el ámbito profesional, sino tan sólo un factor, que unido a las necesidades emocionales del personal, desarrollará el desempeño y los resultados de todo líder y trabajador ,  motivándolo emocionalmente a ser productivo.

Pensemos por un momento en la importancia que tienen las emociones en nuestra vida cotidiana y rápidamente nos daremos cuenta de que la mayoría de las veces marcan todas nuestras decisiones casi sin percatarnos. La mayoría de nuestras decisiones  están determinadas por nuestras emociones. Ante esto debemos entender que hay ciertas personas con un dominio de su vida emocional mucho mayor que otras. Es necesario que seamos conscientes que la inteligencia emocional puede marcar nuestra vida tanto o más que el Coeficiente Intelectual. Según Goleman, los principales componentes de la inteligencia emocional son:

- Autoconocimiento emocional (o conciencia de sí mismo)
Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y cómo nos afectan. Es esencial conocer el modo en que nuestro
estado de ánimo influye en nuestro comportamiento y cuáles son nuestras virtudes y defectos.

- Autocontrol emocional (o autorregulación)
El autocontrol nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento. Es saber reconocer que todo en la vida es
pasajero y que nada perdura eternamente.

- Automotivación
Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar nuestra atención en las metas en lugar de
hacerlo hacia los obstáculos. Hay que ser optimista y tener iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de
forma positiva ante los contratiempos.

- Reconocimiento de emociones ajenas(o empatía)
El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que se puede entender por la expresión de la cara, por un
gesto, por una mala contestación, … nos puede ayudar a establecer lazos más reales con las personas de nuestro entorno. No
en vano, reconocer las emociones ajenas es el primer paso para comprenderlas e identificarnos con ellas. Es una competencia
fundamental para aquellos puestos que llevan personal a su cargo.

- Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)
Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más importantes para nuestras vidas y para nuestro trabajo. Debemos saber tratar a los que nos parecen agradables, pero lo más importante es saber tratar también exitosamente a aquellos que están en una posición superior, como nuestros jefes o nuestros competidores.

Son muchas las empresas que están invirtiendo dinero y tiempo en impartir cursos formativos a sus trabajadores en Inteligencia Emocional. Y esto es así porque se han dado cuenta que la clave del éxito, la clave de las ventas y del trabajo en equipo, está  en el grado en el que los trabajadores de una empresa conocen y controlan sus emociones y sepan reconocer los sentimientos de  sus clientes, tanto externos como internos, y aprendan a adaptarse a ellos.

En este momento en que especialmente los mandos medios, supervisores, jefes, gerentes, tienen que lidiar con un personal desmotivado, con delegados sindicales agresivos e irritantes, con una “Generación Y” diferente a la acostumbrada, con la falta de empatía por parte de jefes y subalternos, con condiciones nuevas y cambiantes, con inestabilidad y un alto nivel de estrés, es  especialmente interesante y necesario prestar una mirada más atenta a la Inteligencia Emocional, porque nos provee de un mapa distinto para interpretar y reaccionar. Nos ayuda a incorporar una actitud más asertiva, más negociadora, más madura, más
sabia. 
La idea no es ser solo eficientes, sino sobrevivir frente a los fuertes cambios del nuevo ecosistema humano y relacional.
Ello implica una inteligente adaptación interior a la que no estamos acostumbrados y tendremos que aprender.  Todo un desafío.

Espero que este interesante tema los ayude a seguir avanzando como líderes.

Afectuosamente.
Lic. Julio Picchi

https://recursoshumanosinsight.blogspot.com
http://recursoshumanosinsight.blogspot.com.ar/2012/11/inteligencia-emocional-la-excelencia.html

Publicado por Federico Wasinger